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Review: Strays

Si hay un estilo de películas al que le escapo, es el que involucra a animales. Primero porque de chico siempre terminaba llorando al ver cuando los animalitos sufrían para cumplir con su cometido, y de grande, al enterarme del verdadero maltrato que sufrían en el set, con casos en el que para una película mataron a varios gatos (si, te miro a vos Chatran). Por eso se pueden imaginar la enorme sorpresa que me lleve al ver Strays.

La historia sigue a Reg, un perrito que queda en manos de un dueño abusivo y descuidado, pero que, aun así, nuestro pichicho ama. Tras ser abandonado, se hace amigo de otros perros callejeros, mientras va descubriendo su lugar en el mundo.

Seguro muchos se preguntarán, porque recomiendo una película con una historia tan genérica. Y la respuesta es simple; porque pese a que la trama base ya se vio mil veces, el como está ejecutada es lo que le da el salto de calidad. Y para eso, solo basta decir que la cinta está producida por Miller y Lloyd, responsables entre otras cosas de la saga Lego, Spider-Verse o Los Michells vs las maquinas ¿Ahora me entienden?

Los chistes subidos de tono y las gamberradas no se van a hacer esperar en esta ocasión, dejando en claro, desde los primeros minutos, que Strays no es una película para toda la familia, y mucho menos, para los chicos. Solo falta ver el nombre que le pusieron en Latinoamérica, “Hijos de perra”.

Y para que todo esto funcione, la película cuenta con un gran elenco de voces, en el que destacan por sobre todo, Will Farrell y Jamie Foxx. Si bien el resto del elenco lo hace muy bien, son ellos son los que sobresalen. Aparte de la participación de Will Forte, quien interpreta al dueño de nuestro protagonista; y a quien le desearemos lo peor durante la apenas hora y media que dura Strays.

Por cierto, ese metraje si se siente, ya que por momentos la historia se diluye un poco. Pero tampoco es que le sobre media hora; aunque si llama la atención que, siendo tan corta, también sea lagunera, pero nada que afecte al resultado final. Y lo mismo se aplica a los movimientos de la boca y del cuerpo de los perros, que se nota el CGI, pero es preferible eso a que maltraten a los animales solo para hacerlos actuar.

Strays termina posicionándose como una de las sorpresas del año en lo referente al humor. Con escenas muy bien logradas, humor adulto (se agradece que se enfoquen en nosotros en lugar de hacer comedias familiares) y alguna que otra escena que nos va a hacer pensar “de cual se fumaron cuando escribieron esto”. En conclusión, una recomendación segura.

 

8/10

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