La familia Del Vecchio, liderada por Pascual (Juan Leyrado), se dedica a la cosecha de aceitunas y producción de aceite de oliva desde su llegada a la Argentina. Próximos a festejar los cien años de que se plantara el primer árbol, con las semillas traídas por sus antepasados, Miguel (Ignacio Toselli), el hijo mayor de Pascual y mano derecha en la empresa familiar, acepta presentar, tras once meses y cuatro días de relación, a Gina Colombo (Romina Fernández), su novia.
Con este fin, la pareja viaja a la finca para pasar un fin de semana junto a Pascual y es allí donde comienzan los enredos y los malos entendidos. Porque Gina tiene el mismo apellido que la familia que traicionó a los Del Vecchio en Sicilia, motivo fundamental para la migración hacia la Argentina y por lo que Pascual mantiene un profundo rencor heredado de su padre y de su abuelo. Sin embargo, ella asegura que sus antepasados eran zapateros, nada tenían que ver con el aceite de oliva, mientras que a Miguel todo el asunto de la traición lo tiene sin cuidado, está focalizado en cumplir los turbios mandatos de su padre por los que ha gastado grandes sumas de dinero de la empresa familiar y en levantar la situación económica difícil de la finca.
Gina es psicóloga y huele algo raro en la atmósfera de su recién presentado suegro al instante de su llegada, pero los conflictos comienzan cuando cree haber visto a Miguel, junto con el capataz del lugar, desechando un cuerpo. Se propone investigar y lo que encuentra es que, a raíz de una traición, Pascual, presenta un episodio megalómano a causa del que lleva un año creyendo ser el capo mafia del condado. Por otro lado, Miguel intenta desmedidamente cumplir con las ridículas órdenes de su padre sin poner en riesgo la vida de terceros y la finca familiar.
En este contexto llega a la estancia el menor de los Del Vecchio. Alertado por los números en rojo de las cuentas bancarias viaja desde Europa sin saber nada sobre la situación de su padre y su arribo activará disputas entre hermanos que tendrán que resolver para poder dejar en buen puerto la empresa que los une.
En el medio saldrán a la luz secretos familiares, amores prohibidos y linajes desconocidos. Demasiadas líneas que logran ser cerradas con lo justo, sin grandes escenas ni actuaciones memorables.
Oliva, ópera prima de Luciano Leyrado, juega con el estereotipo mafioso, fijado en el imaginario cultural por el personaje de Don Vito Corleone (El Padrino) y en esta, su versión cómica, Juan Leyrado lo reproduce muy bien. Acompañado también por Andrea Frigerio, quien casi a modo de bonus track, es presentada hacia el final “a lo Sofía Loren” para completar el elenco.
Esta comedia se estrena en los cines el 7 de septiembre, no es aspirante a la mejor película del año, pero es simpática, tiene una locación bonita, y a modo de beneficio dura solo una hora y media.
5/10