Vuelve el demonio Valak en forma de monja a las pantallas, ¿estaremos ante el estreno de la semana?
La Monja II se desprende, dentro del universo de El Conjuro, a partir de El Conjuro 2 (2015), donde aparece brevemente el personaje de la monja para luego, en 2018, lanzar su propia película. Sin embargo, uno de sus personajes principales, Maurice (Franchie / El Francés), está presente en esta saga desde la primera película como ejemplo de un exorcismo en las conferencias de los Warren.
Un refresh
En La Monja (2018) veíamos como en el convento de Santa Carta (Rumania) el sello que contenía en las profundidades al demonio Valak era roto por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. A raíz de esta liberación morían las hermanas del convento, algunas en manos del demonio vestido de monja y otras suicidadas para evitar que sus cuerpos fueran poseídos. Al final, el padre Burke, Maurice y la hermana Irene luchaban contra este ser del mal teniendo consigo una reliquia que llevaba la sangre de Cristo. Aparentemente lograban devolverlo a las profundidades, pero… no. La última escena nos mostraba a Maurice con una cruz invertida en el cuello y a los Warren exorcizándolo veinte años más tarde.
Esto nos deja en La Monja II, después de la cruz invertida en el cuello y antes del exorcismo. El escenario ahora es Francia y el evento desencadenante es la muerte, en circunstancias horribles y sin explicación, de un cura. Como vemos, la franquicia mantiene la apuesta por una escena inicial impactante que resulta muy efectiva.
En torno a este evento es que el Vaticano vuelve a convocar a la hermana Irene (Taissa Farmiga) para que, como lo hizo anteriormente, neutralice al demonio que está provocando muertes dentro de Europa. Ahora, Irene va sin el padre Burke y con una nueva compañera de aventura: Debra, interpretada por Storm Reid (Euphoria y The Last Of Us). Ella es una hermana de su congregación que, como Irene en su periodo de novicia, fue dejada por sus padres al servicio de Dios y aún no logra consolidar su fe. Nada mejor que un demonio Valak para convencerla.
Entonces una cosa lleva a la otra y la hermana Irene se entera de lo que nosotros, los espectadores, ya sabemos: que el problema es Franchie (Maurice/Jonas Bloquet), porque claro, nosotros vimos el final de la anterior película y ella no.
En esta entrega, las acosadas por los demonios van a ser un grupo de estudiantes del internado femenino. Pero quien la pasa peor es Sophie (Katelyn Rose Downey), la amiga personal de Maurice e hija de una de las maestras de la institución a la que El Francés le echó el ojo. Mientras tanto, cumpliendo con lo que había dicho al final de la película anterior, Franchie cosecha tomates en el instituto que antes de la guerra era un convento.
¿Qué trae de nuevo La Monja II?
En La Monja I, cuando llaman a la todavía novicia Irene para ir en busca de Valak, los representantes del Vaticano tienen un motivo oculto para enviarla, en la película no se aclara el motivo y podríamos pensar que eran las visiones; pues sí, pero no. Había más y se desarrollará en esta película.
Con respecto a la trama es más directa que la anterior y, por ende, gana ritmo. Porque si bien La Monja I es la película con más recaudación de la franquicia, no me pareció de las mejores. Uno de sus puntos débiles era que los personajes luchaban por separado y con demasiados espectros en escena, eso dividía las líneas narrativas y le quitaba contundencia. Estos aspectos se resuelven en la secuela y, por otro lado, se suma el personaje de Sophie que da luminosidad entre tanta oscuridad.
Como crítica creo que los eventos se repiten hacia el final, no es el mismo final, por supuesto, en lo que reinciden es en la fórmula y eso, para una película de esta categoría, resta. Entiendo que viene de una intención porque al comienzo vemos otra repetición: una hermana contando la historia de terror sobre la lucha de Irene con el demonio Valak. No es una escena que esté de más porque sirve para todo aquel que no haya visto la película anterior o no la recuerde, también recrea la presentación de la hermana Irene en La Monja I.
Vamos a decir que las repeticiones están pensadas y diagramadas, buscan una circularidad que ate cabos, eso es innegable, pero podrían haber sorprendido con un final inesperado. Los sustos están, los construyeron y son efectivos, la monja ya no da miedo porque la vimos muchas veces, pero sigue siendo horrible. Perdón Bonnie Aarons porque es tu rostro, tú me entiendes.
El cambio de director a Michael Chaves, quien tuvo en sus manos las dos últimas entregas de esta franquicia, fue una buena decisión. Ganó ritmo, mantuvo la cosa oscura pero sumando importantes contrastes de luz, esta vez es el mal yendo hacia la luz para llevar lo que necesita hacia la oscuridad, eso en la anterior no estaba y visualmente se ve muy bien. Por sobre todo, Chavez creó espacios de escenas poderosas, como el que se ve en el tráiler dónde está Irene en el callejón y la monja en el quiosco de revistas.
Sigo pensando que lo escalofriante de esta saga es que se basa en casos reales. Pueden ver el documental de los expedientes Warren con el caso de Franchie y espero que en la próxima película del universo Warren sepamos si Irene es o no Lorraine, porque esto nunca acaba.
En definitiva, es una película que vale la pena ver en cine. Y también es, sin dudas, el estreno de la semana.
8/10