Hay una sospecha de incomodidad ya fundada en la traducción al español del título No Hard Feelings por Hazme el favor. Y las sinopsis de trama tampoco desvían esa sensación: Maddie (Jennifer Lawrence) es contratada por los padres de Percy (Andrew Barth Feldman), para “salir” con él antes de que vaya a la universidad.
Y la verdad es que la comedia es incómoda, porque Maddie tiene treinta y dos años y Percy diecinueve. Y si fuera al revés, ni siquiera nos causaría gracia. Pero no es al revés y Maddie es una mujer de clase trabajadora que vive en Montauk —esa playa donde se enamoran los personajes de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y que en temporada de verano se convierte en el reducto de los ricos de New York, a los que los locales deben brindar servicios para poder vivir el resto del año—.
El pago que darán estos padres progres millonarios —que respetan el trabajo sexual— será un auto que ella necesita para trabajar de Uber y con eso pagar los impuestos y no perder su casa. En este sentido, vemos la situación de vulnerabilidad económica de Maddie, pero también se naturaliza el tener sexo con un tipo para evitar males mayores como no volverse sola a casa o por temor a la reacción frente a la negativa —sí, ese es el argumento de la amiga de Maddie para animarla a aceptar—.
Luego vendrán varios intentos de “seducción fallida” dirán algunos, de acoso redondamente dirán otros que parecieran justificar la clasificación de comedia erótica. A saber: refriegues y meneos ante un adolescente que se ve incómodo e incluso obligado a complacer el supuesto deseo sexual de Maddie y un desnudo total de ella peleando con otros personajes.
No voy a decir que no hay momentos para reírse porque mentiría y son, sobre todo, de guión y no tanto de comedia física. Esta película de subgénero abreva en la tradición de American Pie y se permite algunos giros novedosos que no permiten suspender la incomodidad omnipresente que, invirtiendo los géneros de los personajes mutaría en otra sensación más oscura… Están avisados.
5 /10