Llega a los cines la secuela de la película de producción chino-estadounidense que buscó plantar bandera dentro del sharksploitation. Este subgénero comenzó su auge con Tiburón y desplegó muchas versiones; por eso es conveniente aclarar que se trata de la segunda parte de The Meg, ya que en el mismo 2018 en que salió, la productora de clase B Asylum, “tomó” la misma idea (allí la bestia se enfrentaba a un submarino militar).
En este caso, el megalodón es una especie que sobrevivió durante milenios en las profundidades marinas. Con esta premisa, las interacciones con los seres humanos se sitúan en el contexto del desarrollo de las nuevas tecnologías de exploración y hay que decirlo, de explotación de los recursos naturales.
De este modo, es un acierto que se haya virado el foco respecto de la primera: del terror del descubrimiento pasamos, en esta segunda donde ya sabemos que los megalodones existen, a la inseguridad respecto de las posibilidades del ser humano de controlar a la naturaleza (not spoiler alert: esa expectativa siempre male sal). El director Ben Wheatley maneja muy bien la tensión que se genera con la hembra de megalodón que tienen en cautiverio. La duda sobre su domesticación no se suspende en ningún momento y plantea un posible hilo argumental para el futuro.
Cuatro años después de la historia de la primera película, se nos presenta a Jonas Taylor (Jason Statham) como una especie de ecoespía todoterreno que participa a regañadientes de las galas de recaudación de dinero de una fundación para la exploración y conservación de los océanos.
El científico director de la fundación es el tío de Suyin (Shuya Sophia Cai) —la niña que en la película anterior vio al megalodón acercarse a los vidrios de la estación submarina y marcarlos de una mordida—, y aparentemente también cuñado de Jonas. De la madre de Suyin, quien terminó como interés romántico de Jonas en la anterior entrega, no se cuenta mucho… pareciera que en los años transcurridos ha muerto.
Con otros personajes nuevos y los sobrevivientes Mac (Cliff Curtis) y DJ (Page Kennedy) se completa el grupo que esta vez se enfrentará no a uno sino a varios especímenes que salen de la fosa abisal a cazar en grupo.
Así, la poca credibilidad de Jonas como activista eco se compensa con la escena del tráiler donde frena una mordida con el pie (y sí, prefiero las licencias audiovisuales que las argumentales) y guiños a las sagas de Jaws y de Jurassic World. Para mirar con pochoclo en mano.
5 /10