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Review: Chau, Buenos Aires

En el marco del Festival de Cine Alemán se presenta el viernes 8 de setiembre en Cinépolis Recoleta: Chau, Buenos Aires; que de alemana solo tiene la coproducción. No voy a negar que me sentí estafada, esperaba un poco de salchichas con chucrut y no, pero bueno, vamos a la reseña.

El contexto es noviembre de 2001 en Argentina. Se está gestando un estallido social a raíz de la crisis política/económica y Julio Färber, interpretado por Diego Cremonesi, vive con su hija y su madre en el barrio de Pompeya (Buenos Aires), es bandoneonista en una banda de tango y tiene una zapatería llena de deudas porque ya no ingresan clientes.

En un país donde la debacle económica tensa el tejido social, los exilios a modo de salvataje son muchos, hay debates intensos entre los que se quedan y los que traicionan a la patria, aquellos que deciden irse en busca de algún futuro mejor fuera del país. Es así como el cantante de la banda viaja a Europa y es acusado de traidor por Atilio el violinista (Manuel Vicente). Julio también tiene al día el pasaporte alemán y ve el exilio como la única salida, pero no lo dice. Comienza por intentar vender su impecable Peugeot 504 para pagar los tres pasajes, aun cuando su hija no quiere viajar. Antes de lograrlo una taxista, que pasa un semáforo en rojo, le choca el auto. Es de este modo como conoce a Mariela (Marina Bellati), madre soltera de un hijo sordo mudo y sin seguro. Le ofrece a Julio pagarle en treinta cuotas, también le pide que no le avise al dueño de la empresa de radiotaxi su situación porque se quedará sin empleo.

Julio empieza a entender que lo del auto está descartado y precisa el dinero ya, entonces decide vender el negocio familiar para juntar los dólares necesarios para irse. Pone el dinero en el banco y también da de baja el alquiler del departamento.

¡Pone el dinero en el banco! (red flags, si lo hubiéramos sabido a tiempo).

Entre gallos y medianoche, la banda está en búsqueda urgente de un reemplazo para el cantante, necesitan una gloria del tango que levante la recaudación. Se encuentran con Ricardo Tortorella (Mario Alarcón), el problema es que vive abandonado en un geriátrico. Lo rescatan. Y en este punto hago una observación, la película remarca constantemente la idea preconcebida de que los argentinos son unos tránfugas pero de buen corazón, y que es eso lo que los salva de ser unos canallas.

Y sube el nivel de tensiones internas dentro de la banda de la misma manera que en el afuera, no solo porque Atilio está en desacuerdo con los exiliados, también se niega a tocar para los políticos corruptos, mientras que el resto necesita el dinero para vivir. Me parece que la dicotomía entre conflicto moral versus conflicto económico está muy bien lograda.

En el tira y afloje de Julio por encontrar la salida hacia el exterior, Mariela se encarga de transportarlos a los shows como medio de pago por lo del arreglo del auto y va acercando simpatías con él.

Lo que me gustó: la música. Hay escenas muy largas con tangos hermosos que acompañan con melancolía una realidad social cruel. No sé si Cremonesi sabe tocar el bandoneón, pero me creí que sí. De hecho, su actuación me pareció de lo mejor de la película. No es raro, porque además de otros premios y nominaciones ganó un Martín Fierro por su participación en Un gallo para Esculapio y otro por Monzón.

Con respecto al resto de la película, relata la crisis del 2001 para exportación. Utiliza los estereotipos de argentinos que suelen usar los extranjeros para definirnos y los exacerba. Hasta cierto punto es gracioso, pero luego resulta ajeno, se distancia y no logra identificación. Lo mismo me pasó con la ambientación barrial, parecía más de los ochenta o noventas que del 2001, no obstante, visualmente se mantiene interesante, sobre todo en los colores terrosos que en conjunto con el tango y su mística no puede dejar de remitir a algo muy autóctono.

German Krall, director de Chau, Buenos Aires, es argentino y está radicado en Alemania, presentó esta película en el festival de Beijing a principios de año y dirigió además otros trabajos como el documental Un tango más (2015), producido por Wim Wenders.

¿Y Julio? ¿Se va o no se va a Berlín?

 

 

4/10

 

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