Ruben y Lou son una pareja de músicos de metal experimental. En plena gira, Ruben comienza a perder la audición de forma sorpresiva, progresiva y rápida, por lo que en cuestión de días queda totalmente sordo. Habiendo perdido a la música que tanto ama, se une a una comunidad de gente en su misma condición, con la esperanza de que una operación le devuelva la audición.
Hoy toca comentar una de películas más habladas de las últimas semanas, y que sorprendió a todos el año pasado, colándose en las listas de lo mejor del 2020. Hoy veremos que tal es Sound of Metal.
Como muchos comentan, el punto más alto de Sound of Metal, es la actuación de Riz Ahmed (quizás muchos lo tengan como el villano de Venom) en el rol principal. Ahmed da vida a un baterista con un pasado de adicciones, que pierde las dos cosas que más ama en el mundo al mismo tiempo: la música y su novia. Es por eso que la película lo sigue durante las casi dos horas de metraje, y el actor, solo a base de sus gestos, logra transmitir esa mezcla de ira y tristeza que siente, pero siempre con una pizca de esperanza para poder revertir la situación. La verdad que sería una total justicia si Riz Ahmed logra nominaciones a Mejor Actor en la próxima temporada de premios.
En cuanto al ritmo de la película, no podemos decir que sea uno de sus fuertes. Lo mejor se encuentra en la primera mitad, cuando se da todo el proceso de la pérdida de audición, la posterior ira y luego aprendizaje de vivir en un mundo sin sonido. Por desgracia luego el film toma un rumbo, que al menos a quien les habla, no le terminó de convencer, aunque hay una analogía con los actos del protagonista y el comportamiento de un adicto, que es bastante acertado.
Pero todo esto se compensa, con el buen uso que se hace del sonido, o de la falta del mismo. Si les gustó como se trabajó este recurso en Un lugar en silencio, en Sound of Metal recibe el mismo tratamiento, mostrando que el sonido es una parte clave a la hora de idear una película. Algo que muchas veces la gente se olvida.
Sound of Metal es otra de las buenas películas que salieron en los últimos días del nefasto año pasado, a modo de compensación por un 2020 casi sin cine. Y la verdad es que vale muchísimo la pena darle una oportunidad, ya sea por el tema que toca, como por la actuación de su actor principal.
8/10