Al Capone ya está viejo y muy deteriorado tanto física como mentalmente. Retirado en su hacienda, pasa sus últimos días alucinando con personas del pasado, mientras sigue siendo observado por los agentes del gobierno, quienes sospechan que esconde en su mansión, una gran suma de dinero no declarada, es decir, de forma ilegal.
Llega a nuestras computadoras Capone, film que inicialmente se iba a llamar Fonze, y que tenía previsto su estreno en cines. Y estamos seguros que la pandemia que asola al planeta, le terminó haciendo un favor a este proyecto, porque de otra forma, íbamos a terminar hablando de los peores estrenos comerciales del 2020.
Empecemos por lo más evidente y es el maquillaje que lleva Tom Hardy. Si en los primeros minutos choca verlo, con el paso del metraje pasaremos a la risa y luego ala disconformidad total, ya que en ningún momento se mejora este aspecto; siempre estamos ante una persona joven que se nota que está maquillada como alguien de casi cincuenta años. A esto debemos sumarle una voz rara que impone Hardy, una mezcla de Bane con un anciano, que suena bastante ridícula y nos vive sacando de la película.
Y si, a eso debemos sumarle una pésima fotografía. Si bien los decorados y el diseño de producción están acorde a la época donde sucede la historia, el hecho de que todo se vea tan limpio e impoluto, le resta todavía mas verosimilitud a Capone.
Pero donde más falla Capone es en su trama. La historia se centra en su totalidad en el último año del mafioso, y confía demasiado, en que los espectadores sepan quien fue y que hizo en sus años de juventud; ya que no hay ningún flashback o referencia a lo sucedido con Eliot Ness y la Ley Seca. Esto da como resultado, que nunca empaticemos con el personaje, y solo veamos alguien mayor (o alguien joven haciendo de viejo) degradándose cada vez más en su forma física y mental.
¿Tiene algo rescatable la película? Como mencionamos, el diseño de producción, pese a ser opacado por la mala fotografía, es para destacar. También vale mencionar las actuaciones de Matt Dillon y Linda Cardelini, quienes pese a no tener demasiada relevancia en la historia (y Dillon, tiempo en pantalla), son lo más salvable a nivel actoral.
Capone era una película que a priori sonaba interesante. Pero lo mal ejecutada que está tanto a nivel historia, como a nivel dirección, la convierte en casi un despropósito. Mucho tendrá que mejorar la puntería Tom Hardy para encontrar algún proyecto que lo vuelva a poner en la mira de los grandes directores, luego de esta cosa y Venom.
