¿Un gran homenaje al género musical o la historia de dos soñadores en la “Tierra Prometida” conocida como Los Ángeles?
Traducido como la ciudad de los sueños para América del Sur, el film de Damien Chazelle nos cuenta cómo la vida de Mia (Emma Stone), una empleada de un bar que aspira con ser actriz, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz desempleado con grandes ambiciones, que, a pesar de diversos acontecimientos, logran cruzarse para, como si fuera una obra del destino, conocerse más y disfrutar lo que la magia de Hollywood les (puede) ofrece(r).
Esta cinta de 2016, con 128 minutos de duración, logró su reconocimiento por haber superado las nominaciones en una entrega de premios como lo son Los Oscars llevándose 6, en las categorías de Mejor Director, Mejor Actriz (por la protagonista), Mejor Canción Original (por City of Stars), Mejor Banda Sonora (por Justin Hurwitz), Mejor Fotografía (por Linus Sandgren) y Mejor Diseño de Producción (a cargo de Sandy Reynolds-Wasco y David Wasco).
Siguiendo con los detalles técnicos, el maquillaje de Torsten Witte y el vestuario de Mary Zophres tienen mucha carga simbólica y referencial, dentro del ámbito cinematográfico. La escenografía de Wasco va acorde a la época en la que transcurre la historia. Los efectos especiales nos brindan una estética de ensueño y en cuanto a las actuaciones hay que rescatar que la dupla principal había trabajado anteriormente en la comedia Loco Estúpido Amor donde la quimica entre ellos no se ha perdido. El director volvió a contar con J. K. Simmons cuyo rol en Whiplash ha quedado en nuestras retinas y por último, pero no por eso menos importante, el cameo de John Legend cuasi haciendo de él mismo bajo otro nombre.
Para cerrar, a pesar de su estreno limitado en cines, La La Land es esa clase de película en que la amás o la odias, no hay grises. En otras palabras, aceptás las reglas del juego o te resignas a creer.
9/10