Matando a Santa nos cuenta la historia de cómo un niño rico y malcriado, nunca acepta el perder o que las cosas no se hagan como el desea. Es por eso que, en Navidad, al no recibir lo que él esperaba, decide contratar a un sicario para que mate a Papa Noel.
Si, como leyeron bien en la sinopsis, estamos ante un film donde un niño al no salirse con la suya, decide que es hora de que maten a nuestro querido Papa Noel. Y si esto no les parece lo suficientemente bizarro, les contamos que Mel Gibson es quien da vida a San Nicolas, y Walton Goggins quien debe darle caza al señor panzón y barbudo.
Por obviedad, se decanta que estamos ante una comedia negra; pero no solo en diálogos o situaciones “WTF”, sino que tiene varias escenas de acción a cargo de nuestros antagonistas. Y si bien no son muchas, tampoco dan vergüenza ajena y se distingue quien le dispara a quien, y siempre, SIEMPRE, cargado con un tono surrealista que no les vamos a spoilear, pero si decirles que hasta los propios militares están involucrados…
Pero si les podemos comentar, que aparte de toda esta locura, el film tiene buenas actuaciones. Si bien no estamos ante interpretaciones para nominaciones en temporadas de premios, ambos protagonistas dan sólidas performances. Primer con Goggins mostrándonos un hombre muy perturbado que quedó traumado desde niño, y que al mismo tiempo es letal; y Gibson componiendo a alguien hosco y huraño, que de a poco se nos va develando que en realidad es el señor alegre que regala juguetes. Lástima que, por ejemplo, el chico del que hablamos en la sinopsis no esté a la altura.
Pero eso no es el punto mas flojo de Matando a Santa. Durante la escasa hora y media que dura la película, sentimos que los guionistas Ian y Eshom Nelms se quedaron demasiado a medias tintas. Más de una ocasión se prestaba para que la trama caiga aun mas en el absurdo (hay un mini arco argumental con gnomos, solo diremos eso) pero no lo hace. Una lástima, porque de haber sido así, seguramente hubiéramos estado ante una de las mayores patinadas (en el buen sentido) del año.
Matando a Santa es bastante divertida, con buenas actuaciones y una propuesta por demás original. Pero por desgracia se queda en eso, y no explota todo el potencial bizarro que tenía; algo que, por ejemplo, en manos de Sacha Baron Cohen, no hubiera pasado. De todas formas, la recomendamos para todos los que se quieran reír un buen rato.
